El Señor Richie fue un experimento muy muy muy largo. Concluirlo fue un viaje de ida que duró, nada más y nada menos que veintisiete días.
Pero ¿cómo fue que comenzó todo? Lo contaré en detalle… En Argentina, mi país, el fútbol es vivido como una pasión que mueve multitudes. Existen muchos equipos y clubes; se organizan torneos aquí y allá. El fanatismo de los hinchas es tal, que despierta la admiración (y el desconcierto) del resto del mundo.
Hay varios equipos de relevancia nacional, pero dos de ellos, antagónicos naturales como el día y la noche, son los que despiertan más pasiones: Boca Juniors y River Plate. Yo soy simpatizante de Boca, que tiene como colores distintivos el azul y el amarillo; y como mascota del club, a un cerdo.
No me pregunten porqué, no lo sé. No he llegado a tanto en la investigación de los clubes de fútbol argentinos. La cuestión es que River, también tiene sus colores característicos (blanco y rojo) y un mote por el que se lo. conoce: millonarios.
En 1982, la revista Goles publicó dos ilustraciones para representar a los hinchas de River y Boca como opuestos naturales: el primero opulente, elegante, rico y el segundo, personaje típico de los suburbios de Buenos Aires, descendiente de italianos, pizza en mano.
Un día, un amigo de una amiga, que vio unas fotos de mis trabajos, me preguntó si me animaba a tejer al gordito millonario. Me envío esa misma ilustración de la revista. Le dije que por supuesto que sí, ya que el crochet es tan versátil que no hay límite alguno a lo que se puede crear con él.
Mi marido, que es hincha de Boca como yo, protestó diciendo que no debería tomar un encargo como aquél, por tratarse del equipo contrario. O que al menos pidiera una pequeña fortuna por confeccionarlo.
A mí me dio mucha gracia la situación, y le expliqué muy tranquila, que, para una amigurumista, no hay un solo color para identificarse. Las tejedoras amamos todos los colores que existen, siempre que podamos crear algo bello con ellos.
Y así comencé la tarea de dar vida a este altivo señor, que en ocasiones me recordaba a los trajes de corte inglés del siglo diecinueve, a las creaciones de Tim Burton, y al personaje del juego Monopoly.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.